lunes, 1 de marzo de 2010

Hans Memling

Hans Memling
Autoretrato, fragmento do Retábulo de John Donne de Kidwelly (ca. 1480) (National Gallery, Londres)
Hans_Memling_-_Vierge_et_l'Enfant*******click a las imagenes para ampliar
Ursulaschrein
Diptychon des Maarten van Nieuwenhove, linke Tafel: Madonna

Hans Memling: Triptic 1470 - Museo del Prado, Madrid
Detail of a Ditych the Allegory of True Love
Mary Magdalene, detail of Triptych of Adriaan Reins by Hans Memling, 1480.
Detail of the Tryptych of the Last Judgement, 1467-71 by Hans Memling
Passione, particolare, Galleria Sabauda, Torino
Passione, particolare, Galleria Sabauda, Torino
Passione, particolare, Galleria Sabauda, Torino
Diptych of Jean du Cellier
Ursulaschrein, Szene: Hl. Ursula mit ihren Gefährtinnen
Ursulaschrein, Szene: Das Martyrium der Hl. Ursula
Ursulaschrein, Szene: Ankunft der Jungfrauen in Köln
Triptychon des Willem Moreel, rechter Flügel: Die Stifterin Barbara van Vlaenderbergh, Gattin des Willem Moreel, die Töchter und die Hl. Barbara

Porträt der Barbara van Vlaendenbergh
Triptychon der Mystischen Hochzeit der Hl. Katharina von Alexandrien, Mitteltafel: Mystische Vermählung, Thronende Madonna, Hl. Katharina, Hl. Barbara, Johannes der Täufer, Johannes der Evangelist, Engel
Tafel mit Szenen der Passion Christi
Triptychon der Mystischen Hochzeit der Hl. Katharina von Alexandrien, linker Flügel: Die Enthauptung Johannes des Täufers, Detail


Szenen aus dem Leben Mariä,
Szenen aus dem Leben Mariä,
Szenen aus dem Leben Mariä,
Porträt einer Dame
Porträt des Willem Moreel
Porträt des Tommaso Portinari
Porträt der Maria Maddalena Portinari

-Hans_Memling_-_A_Virgem_em_Lamentação
Portrait of an old woman

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http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/pintores/2716.htm
Personaje

Memling, Hans Memling, Hans
Nacionalidad: Flandes
Mömling 1433 h. - Brujas 1494
Pintor
Estilo: Pintura Flamenca
Escuela:




De origen alemán, Hans Memling se formó sin embargo en la tradición holandesa, especialmente según los tipos de Rogier van der Weyden, a cuya calidad puede equipararse, incluso a la obra de Bouts. Se ha considerado como posibilidad que Van der Weyden fuera su maestro durante la etapa alemana. Suavizó y dulcificó los tipos de su maestro, mucho más ásperos y dramáticos, por lo cual sus obras están impregnadas de un hondo sentimiento emocional. Predominan en su catálogo las composiciones religiosas, de exquisitos acabados y fina sensibilidad, pero no hemos de olvidar sus retratos de personajes importantes en su ciudad. Estos retratos fueron facilitados por la alta posición de Memling, quien figura como uno de los más ricos comerciantes de Brujas, puesto que su taller era uno de los más activos. Entre su clientela contó con algunos particulares italianos afincados en Brujas temporalmente, lo cual permitió la difusión de sus esquemas y modelos por el norte de Italia. Su estilo varió poco a lo largo de su vida, lo que dificulta la clasificación cronológica de su producción, frecuentemente sin fechar.



Pintura Flamenca Pintura Flamenca
Fechas: 1.400 h. - 1.600 h.

Obras: 399
La pintura de los primitivos flamencos se da coetáneamente al desarrollo del primer Renacimiento en Italia, es decir, en paralelo con el Quattrocento. A mediados del siglo XV Italia y Flandes son los focos pictóricos más importantes por las renovaciones que proponen, y esto no sería posible si no estuvieran acompañadas por un desenvolvimiento económico y social. En Flandes, las ciudades más destacadas son Gante, Brujas e Ypres, pues todas ellas forman nudos de enlace entre las redes comerciales que unen el norte europeo con el resto del Occidente conocido. Esta región conforma el denominado ducado de Borgoña, cuyos gobernantes, los duques, habían sido mecenas del arte gótico. En 1477 el ducado pasa a la corona austríaca de Habsburgo, debido a su relevancia económica. Los Habsburgo tienen una rama española desde época de Carlos I, la dinastía de los Austrias, lo que determina que el arte español del Renacimiento y el Barroco esté íntimamente relacionado con las formas flamencas. La pintura flamenca carece de precedentes en gran formato, a excepción de las vidrieras. Pero sí en las miniaturas, sobre las cuales posee una larga tradición de excepcional calidad. Esto determinará algunas características del arte flamenco, como serán el empleo de colores brillantes, que recuerdan a los pigmentos usados para la iluminación de las miniaturas. También el detallismo aplicado a estas pequeñas obras maestras se transmite a la pintura de gran formato. Este rasgo lo permite en gran medida el avance técnico sobre el óleo que ya existía, pero tenía un proceso de secado tan lento que no lo hacía demasiado útil. Así, en un cuadro flamenco encontraremos una escena que siempre remite al paisaje, bien sea a través de una ventana, bien porque se desarrolle efectivamente al aire libre. Estos paisajes se realizaban sin apuntes del natural, con lo cual sus elementos estaban completamente estereotipados: la forma de las rocas, aristadas y sin vegetación, las ciudades en la lejanía, torreadas y de colores, los árboles en forma de pluma, con troncos delgados y largos, etc. Los personajes se distribuyen equilibradamente, bien en el centro si es uno sólo, bien simétricamente si son varios. Las acciones son muy comedidas y apenas se deja lugar al movimiento. La pintura flamenca difiere de la italiana en su absoluta falta de interés por la Antigüedad clásica. Tal es así que los entendidos denominaban a las obras flamencas como cuadros "alla moderna", y a las obras quattrocentistas como "alla antiqua", ya que imitaban a Roma y Grecia. Tampoco los flamencos suelen teorizar sobre sus descubrimientos, o sobre las personalidades de sus artistas. No existen apenas tratados de pintura flamenca de la época ni tampoco biografías de sus principales autores. Esta falta de elaboración teórica responde a una vocación espiritual: mientras los italianos tratan de renovar el conocimiento del mundo mediante la medida humana, empleando para ello las ciencias y la razón, los flamencos viven de cara a una experimentación religiosa o espiritual de lo visible. Tanto es así que la propia alquimia, extensamente desarrollada en esta época, constituía más que un método de indagación química una propuesta metafísica de integración del hombre en el Universo divino. La piedra filosofal no sería sólo el objeto que transmutaría la materia en oro, sino el símbolo vivo de Cristo. Esto hace que la captación del espacio tenga un carácter de ensayo sobre tanteos y errores. Descubren, al tiempo que los italianos, la perspectiva lineal y la aérea, pero de manera empírica y no según un desarrollo matemático u óptico. Tales técnicas permiten una representación extremadamente naturalista del mundo, que se satura de símbolos espirituales. Un campo sembrado de flores puede ser en realidad una compleja alegoría de la Virgen o de las virtudes teológicas. Frente a una imagen que puede parecer completamente profana y alejada de la reflexión religiosa, se produce de hecho una santificación de la realidad visual. Flandes es además, una de las primeras regiones en llevar a cabo retratos con penetración psicológica del modelo. El retrato típico flamenco, que será adoptado con éxito en España durante siglos, es el que capta al personaje de menos de medio cuerpo, no frontalmente, sino ligeramente girado sobre sí mismo, sobre fondo neutro de color oscuro, e incluyendo el rostro y las manos con algún símbolo. El hecho de que el personaje aparezca levemente girado permite involucrarle en el espacio, el cual no se representa mediante trucos de mobiliario o fondo arquitectónico. Tan sólo la presencia de la figura, sobre un fondo perdido, insinúa la existencia del volumen y el espacio que ocupa. Los retratos más perfectos son los de Roger van der Weyden, los hermanos Van Eyck, Hugo van der Goes, Petrus Christus o Dieric Bouts fueron magníficos intérpretes de esta realidad no demasiado real, sino a medio camino siempre del mundo espiritual. De todos ellos podemos observar obras maravillosas en España, ya que nuestros reyes fueron admiradores de su pintura. Destacan por su importancia los depósitos del Museo del Prado, como por ejemplo el retablo del Descendimiento del ya citado Van der Weyden.



Director de la colección: Luis Sanguino Arias

3 comentarios:

Carmen García Suárez dijo...

Isthar, me encantan estas entradas que has puesto sobre la pintura flamenca. Me parecen pinturas exquisitas en su ejecución y en la interpretación del color.
Un abrazo

isthar dijo...

Querida Carmen García Suárez,Asi es la pintura flamenca es bellisima. Gracias por tu grata visita.
Un gran abrazo Isthar

Capuchino de Silos dijo...

Querida amiga isthar: El reportaje de hoy me parece bellísimo. Me encanta la pintura flamenca por su delicadeza y exquisitez.
¿Que voy a decite?
Como siempre magnífico. Un reportaje tratado a la manera flamenca; con todo amor y cariño.
Un besazo.

P/D Pásate por mi rinconcito que he colgado una película que te va a encantar. "El circo de la mariposa"